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jueves, 14 de febrero de 2019

MI CEREBRO ES UN BOTE DE PURPURINA





Llegando al final de Enero toca recapacitar. Superados los estragos de la Navidad, comenzando un nuevo año, con un año más, toca parar, respirar hondo y plantearse el año.
Y la vida social de mi hija ha hecho que conozca mejor a Rosa, otra madre estupenda. Ella hace mindfulness con los niños de sexto de primaria en el cole y nos ha juntado a unas cuantas amigas para meditar. No puedo estar más contenta.

A diario, desde que nos levantamos, hay miles de estímulos a nuestro alrededor. Ya, casi nadie, desayuna sin mirar el teléfono, los mails, las noticias. Nadie saborea el café como se merece. Y una avalancha de ideas, pensamientos, preguntas, miedos, llegan a nuestra mente, constantemente. Así hacemos que nuestro cuerpo esté continuamente en estado de alerta, en tensión. Pero es nuestra mente y nuestro ser debe salir, de vez en cuando, de ese estado imposible que nos lleva al estrés y con él otras posibles dolencias. A mí el cuello se me queda rígido y me mareo. Es tensional por culpa de mi mente, de ese continuo bullir de mi cabeza.
Y me pierdo la realidad. Dejamos de ser conscientes de lo que hacemos, vamos como zombies sin disfrutar de nada.

El mindfulness, también llamado atención plena o conciencia plena, consiste en estar atento de manera intencional a lo que hacemos, sin juzgar.
Es “vivir el momento”, prestar atención.
Parece que vamos tan deprisa en todo, que pararnos a tomar un respiro es una pérdida de tiempo. Nada más lejos de la realidad. Y si paramos, respiramos, estamos ayudando a nuestro cerebro.
 Esto es quizás muy largo de explicar. Pero lo que es muy fácil es buscar aquellos momentos que nos hagan sonreír, conversar con los que queremos siendo plenamente conscientes, sin juzgar, sin dejar que nuestra mente nos ataque con pensamientos, simplemente escuchar, disfrutar de la conversación, de ese paseo, de esa comida. Y estar atento a lo que hacemos, disfrutarlo.

Nuestras hormonas de la “felicidad” se pondrán en funcionamiento. Es el primer paso para atacar el estrés. Pongámonos en modo niño. Seamos exploradores. Es posible que podamos disfrutar y mucho, de cada momento y dejemos la ansiedad a un lado.
Estos niños del vídeo os lo van a explicar muy bien.
 https://youtu.be/lnDifgPuhHI
Gracias Rosa por ayudarnos a “prestar atención” a tomar el control y tomarnos un respiro.
Os invito a probar
Tenemos más de 60.000 pensamientos al día y la mayoría son negativos. ¿ Merece la pena? ¿No será mejor para nuestro cuerpo parar a respirar?
Y como has visto en el video, mi cerebro es un frasco de purpurina

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