BOCADILLOS A LO LOCO
He vuelto, como dice El Barrio. Sin
anestesia. A Cesar Lumbreras se le ha hecho larguísima mi ausencia, porque dice
que he estado 2 meses de vacaciones. Nada más lejos de la realidad.
Tenemos la gran suerte de tener a los yayos
en casa, para ayudarnos, cuidarnos, mimarnos...Benditos abuelos. Y, como está
la yaya, cuando llego a casa huele a rico, a mi comida de la infancia, olores
de cocina hecha con cariño. El olor que evoca momentos de hace tiempo. Olor a
“su cocina” , no a la mía. Y todo está mejor organizafo aunque seamos más en
casa. Eso sólo es capaz de hacerlo una madre como la mía. Impresionante. Y lo
hace cantando. Tener suerte es poco.
Siendo tantos, era inevitable demostrar que
en la variedad está el gusto. A la hora de cenar la opción era un bocadillo, un
montadito, cada uno de lo que quisiera. Javier eligió de boquerones en vinagre,
que no es lo que elegiría un niño pequeño como su bocata favorito. El problema
es que no se podía poner las aceitunas dentro del bocata, con los boquerones,
porque tenían hueso. Tuvo que ser con
aceitunas aparte. Y así, el jamón con tomate, las anchoas y por supuesto, los
boquerones en vinagre, se encumbraron como nuestros bocadillos favoritos.
Y el vuestro ¿ cuál es?
En mi grupo de amigas, guapas y sanas, vegetal,
pollo con lechuga y tomate, jamoncito del bueno, ó gulas con alioli y el de
calamares, muy castizo, pero para comerlo en donde sepas que lo hacen para
chuparse los dedos. Y surgió la locura cuando, la prima de una de ellas, comía
bocadillo de “Nocilla con chorizo” . No. Como riquísimo no, original, tampoco
porque, por lo visto, no era la única. ¿En serio? Dónde quedaron aquellos
bocadillos de nuestras meriendas, de pequeños. Mantequilla con azucar, pan con
chocolate, chorizo de Pamplona.
Y mirando en google, van los holandeses y se
ponen un croquetón gigante entre pan y pan. Si al menos fueran croquetas de
jamón caseras... Imaginaros la cantidad de bocadillos disparatados que
surgieron en el chat. Prometí que probaría el de nocilla con chorizo, pero no me
sentí capaz, no tenía tanta hambre. Bocadillos,tantos como personas. Es lo
bueno que tiene el pan, hasta garbazos de cocido a falta de otra cosa en la
nevera. Juventud, hambre posfiesta y valor son los impulsores de disparatados
bocatas.
En mi reentré, volvió a surgir la pregunta
estival típica ¿cuál es la canción del verano? Creo que , si tienes pueblo, y
vas allí de vacaciones, la canción del verano es la que más gracia te haya
hecho bailando con tus amigos en las fiestas, tipo “Paquito el Chocolatero”,
favorita del señor Lumbreras, ó la “Amapola”, que canta mi querida Toñi en
cuanto nos descuidamos. Pero, como somos muy modernas y estamos a la última,
creemos que es “Ya no quiero ná” ¿verdad @pcisneroscope? Y nos encantaría
aprendernos el baile de Lola Índigo, y que nos saliera bien, no pasable ni
gracioso. Deberíamos ir a clases de baile, pero al aire libre, sin espejos.
Como lo de hacer zumba en la playa. Me estoy planteando coger a mi hija Alicia,
salerosa y muy de bailar, que seguro que le sale el baile divino, y que nos
enseñe, con altavoz en ristre, a movernos dignamente al ritmo de los bailes
urbanos. Ya hemos demostrado que la música de los 80 y 90 la bailamos genial.
El que tuvo, retuvo
¿Quién se apunta? Y luego nos tomamos un
montadito disparatado para reponer fuerzas. ¿Cuál es tu bocata favorito?
Preguntas existenciales, #CosasDeRadioPatio.
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